lunes, 8 de noviembre de 2010

Los pequeños sustos.

Sonríe confiádo ante el embate de lo desconocido. Con esa típica sonrisa de niño travieso, que ha porfiado y sabe que las concecuencias no le serán feroces. Había dejado de alimentar su más grande temor, soñó al fin con encontrar aquella tierra fertil que es el Óvulo, de la que tanto le habían contado. Entonces, se unió al equipo de exploración atlanta, eso a pesar de sentir su cuerpo cortado, estaba dotado de una esperanza conciensuda. En la base de su cola, el espermatozoide sintió una ligera cosquilla que le provocó un temblor inconcsiente. Así, terminó por desprenderse de la dureza generada antes, por el pensamiento inquisitivo. Se dejó fluir y se unió automata a la masa. Ya fuera, le molestó el brillo del sol, lo vió correr y acercarse.
Cogió valor, le alcanzó y no dijo na! La proxima vez me irá mejor pensó. Dejó de incistir y se perdió entre la multitud.

Ella no supo más de él después de eso.
Yo supe después, que ella se dejó fecundar por el siguiente espermio sonriente.

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