sábado, 28 de mayo de 2016

Mujer.

Mitad de la humanidad, oprimida al menos 4 veces en cada una de tus individualidades.
Exprimes tus mares para alimentar huéspedes de mala fama, poca fortuna y cultura de consumo de emociones y experiencias, en las que no hay mediaciones de consciencia. Tu posición es tan tuya que hemos confundido si llegaste allí por voluntad o te fue retirada esta, para quedarte donde estás. A ratos noto tu fuerza indómita y reconozco allí lo que me invita siempre a ser en ti, en ustedes, en las que vendrán.

Mi propia opresión es injusta, busco ansioso su ternura, su calor y sus locuras, busco lo que no sé encontrar en mí, por una obtusa formación que me descompone a mí y a todos lxs compañerxs.
Miramos fijo tetas y potas, en mi caso son 28 años expuesto a esta cultura patriarcal de obediencia ciega. Mis manos aprendieron de sus caricias la manera de encontrarnos en éxtasis, este cuerpo se conecta al suyo de modo directo, mas a ratos mente, obstruye los procesos naturales de cuerpo y emoción, es la programación que más evidente hace mi domesticación eficiente y constante.

Sí, creía ser todo emoción, pero veo lo que pasa, todo parte por casa.
Habita la mujer en ti viejo. Abrazo contigo este espíritu anciano, me asen frías sus manos dispuestas de por vida al cuidado de otra asignada por destino, ambas perdieron su camino por el cemento puesto fuera de casa.

Creados como mazos; duros, fríos y útiles a toda mano con poder, somos materia dispuesta para construir o destruir según el caso. En nuestro caso, la destrucción es sistemática, del entorno completo, donde ustedes mujeres, son nuestro espejo, nuestra mitad de la enseñanza. Seamos claros, tanto ustedes como nosotros estamos sometidos a la reproducción de las condiciones materiales e inmateriales que subyugan nuestras historia al yugo de machos cuyas conchas rotas mancharon a la humanidad con sangre. Así mismo, fuera del binario, el daño hecho está, el sufrimiento está en marcha y la solución es luchar.

Así, ante esta incómoda verdad, la de la inconsciencia, esa que provoca daño en acciones de evidente compulsión y miedo liberado, me detengo, respiro, extiendo mi energía y abrazo mi alma en construcción. Ser libre es mi propósito, por ello adhiero a los horizontes de comprensión y armonía colectiva, de respeto y transparencia, rectitud y compromiso, todas virtudes sin género y con profunda coherencia para quien ama a la especie humana y la situación de vida en que se engendra. Virtudes que arremeten desde espíritus labrados, fruto del trabajo por disolver las apariencias y forjar almas para el ejercito de Sol, cuya vida sería en vano, sin la presencia de Luna, la metáfora perfecta de esa mitad que nos refleja, mueve mares y nos recuerda los ciclos eternos.

Mujer, sé libre. Sé en mí y en todxs lxs compañerxs.