jueves, 9 de enero de 2014

Cayó un relato.

No tenía zapatos, era un relato.

Venía en tren, iba al sur, era del este.

Caminaba doliente, sentía cada paso
a pie descalzo sosteniendo las chalas
de un amigo.

Allí puso su intención, el relato no tenía otro final.

Se cierra el telón, los actos nunca vuelven
se repiten solo en los estómagos de los presentes.

Dulce, tan dulce, entiéndase, indescriptible dulzura.

Sin premura, los amantes hacen su suerte
sin éxito o desenlace que los eleve más allá
del amor que los mueve.

No hay justicia en el amor, el amor es la justicia.
El amor es la libertad.

Renacer es cosa de relatos, trajeron sus cuentas
sus cuencos, sus platillos e inciensos, cantaron
sus mantras al silencio.

El vacío se llena 
lo colmado se derrama
ensucia y cansa.

Vamos de nuevo.