domingo, 25 de enero de 2015

Cambio gregoriano.

Llegaron de Europa con sus miedos y deseos
nos trajeron la pólvora y la muerte
no solo de la gente de la tierra
también de ancestros y su conocimiento de los astros.

Nos contaminaron las aguas y cortaron los árboles
nos enseñaron su idioma, que hoy es nuestro, más que de ellos.

Hoy celebramos los cambios que son de sus tierras
muerte y nacimiento de la vida en sus latitudes
nuestros ecos ya no se oyen
los han tapado fuegos artificiales.

El canto de nuestro espíritu está acallado
máquinas en la montaña dibujan murallas
símbolos en la pantalla construyen castillos
indestructibles creencias judeo-cristianas.

Así pasan los años del calendario gregoriano
así, entre matanzas y engaños.

Ojos ya no ven más
solo lo que aparece entre pulgadas
palabras vanas, fórmulas de desconcierto
monumentos al vaciamiento
cuerpos y sexo
sin alma, sin encuentro.

Así pasan los años del calendario gregoriano
sin cambios, solo son números
y aunque el ideal son los deseos
ahí se quedan, en intenciones sin pretensiones de cambio.

Pero no todo es gris, hay ligeros tonos de color para ojos abiertos
son brillos en pétalos, son caricias de alas al viento
son abrazos y risas, son alegrías envasadas y momentos sin tiempo.

Me dispongo a lo mismo, al deseo, al balbuceo
soy un arco tenso, mi creatividad la flecha que se lanza
un arpa que marcará los tiempos, un soplo que apagará las velas
la llama de sus armas, verán nuestro espíritu tomar forma
golpearemos los pies en el suelo, bailaremos
cantaremos y crearemos el nuevo mundo
el que trascienda a las modas
que nos dignifique, que nos amplifique
a todas las voces ocultas, a todas las miradas confusas
que buscan y se esconden a la medianoche.