lunes, 9 de mayo de 2011

Las cosas no son lo que parecen.

¿Cómo lo iban a ser?

Tengo dos ojos, siendo que hay al menos ocho direcciones en las cuales mirar. En la dirección que mire, veré perros, gatos, plantas, casas, autos, cemento, madera y lata. Veré sobre todo, ojos de humanos, que también tienen la posibilidad de encontrarme en cualquiera de las ocho direcciones.
Tengo dos orejas, algo extrañas (quien lo dice), que no sé bien cómo, ni cuánto funcionan. Sé del martillo, del tímpano y del caracol, pero, eso no me hace entender cómo a veces escucho el susurro de quién cuchichea con otro, y otras cuando me implica el mensaje no tengo respuesta, pues no percibo estímulo alguno.
Los animales, las plantas, la materia inanimada y los humanos han de estar muy cerca, muy cerca para tocarlas.
Todavía más cerca para sentir su aroma. Y acaso me gusta, me dejo hipnotizar, me pongo a flotar y vuelo.

Mi percepción es limitada, mis motivaciones no lo han sido tanto, mi mente me oculta cosas, y yo a ella.
Los otros me definen, se definen, nos definimos y no tenemos nada claro al final.
El poderoso esconde sus manos, disfraza su existencia, oculta cosas.
La sociedad se ciega, se cierra a la verdad.
El vecino, no me conoce a menos que lo vaya a molestar.
Escondidos todos, aburridos de no gritar, miramos los monos, nos convertimos en monos...

Olvidamos SER HUMANOS.

Ya cansado, de mí, de ti, de todas tus actuaciones a medias, de tus intenciones y solo ellas. Voy a dejarte aquí. Descansa, déjame seguir, tengo largo camino, y quiero terminar esta carrera. Ya no se trata de competir contra ti, se trata de que te retires.

Entonces.
Hacer o no ser.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Que dices tú ah?