domingo, 8 de mayo de 2011

Efímera calma

Desperté tranquilo, la habitación era la mía. Mi cuerpo, mi tiempo, mi espacio, eran míos indiscutíblemente. La cama me sostenía, detenía mi caída. En mi mente, nada obstruía, nada huía, todo lo que había era paz. La solté de a poco entre las sábanas, y al bajarme de la cama todo estaba en llamas. Primero fueron suspiros, luego balas entre palabras y frases nada cotidianas. Desde entonces las mañanas ya no serían las mismas.
El agua corría por mi cuerpo como versos por mi cabeza. Como besos que se posan con delicadeza, con destreza única, mis latidos se transformaron en mástil. Sobre esta barca antes, había otro capitán que no aceptó el fin y se puso a exigir, él quería dirigir. El consenso no fue fácil, mas supimos decidir. Así ahora tan temprano este día me puse a escribir, quiero transcribir este vacío lleno de elixir y hacértelo llegar por aquí...

No hay causas. Así tampoco consecuencias.
No hay dependencia, ni obediencia, por lo tanto no hay excusas.
La verdad no es única y es el único fin.
El deseo, la voluntad y el fuego se funden.
La libertad se ve próxima.

... Hasta la próxima.

1 comentario:

  1. Simple, al pensar me engaño, sentir no hace daño y tomar un baño quita las penas.

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