sábado, 5 de enero de 2013

Un vacío, quieto, casi en paz.

Las manos y sus dedos, las teclas que resuenan, son la imaginación del hombre que ama a una mujer, más bien, La mujer.

Mujer niña, entregada al amor, entregada al juego, a la risa o el dolor, entregada a su amante hipnotizado por la seria sonrisa que tienes al hacer el amor. Mujer niña ven más acá, enséñame tus trucos, bailemos un poco y disfrutemos del amanecer, cantemos sobre esto y lo otro aparecerá también.

- Sabes algo que yo no, ¿quién más podría pintar el cielo de colores, con tal belleza y profundidad, aquel lila que usas, es la esperanza de la humanidad?

El silencio responde, a la vez que la muerte cae sobre tus hombros. Por ahora, piensa o hace, deja la duda.




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