sábado, 12 de enero de 2013

Renacimiento.

Me enfrento a un destierro
al entierro de aquel sueño
el de la perfección
el de la ambición
la proyección coartada.

Así, corroído por la mente
el cuerpo siente y el alma asiente.

La superficie del mar se aquieta
manos sujetan la espada
afilada, corta mi espalda
la voluntad, flaca
se ejercita y se alimenta de un sueño inagotable

Apasionado, intacto.

El camino no recorrido
atrae al viento
atrae al viento
y la tempestad que siento
es en realidad la más perfecta calma

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