martes, 20 de octubre de 2009

Viajero universal

El planeta donde se nace nunca se olvida, constantemente se retorna, física, mental o espiritualmente. Hacerlo resulta agradable, motivante, provoca a veces el deseo de volver a establecerse y jamás haber partido.
Los viajes a mundos cercanos, van generando un leve deseo por volver al planeta del que se es oriundo. Los paisajes, aromas, colores y habitantes, dan la sensación de ya haberlos conocido en vidas sin tiempo y espacio.
La gravedad, cada vez afecta menos el cuerpo acostumbrado a cortas estancias. El aterrizaje aveces forzoso provoca problemas en los motores de despegue, pero una vez arreglados y con nuevo rumbo fijado, la partida es sencilla.
Los viajes a través del universo, cada vez se vuelven más exitantes, esto genera pilotos más diestros, con grandes aspiraciones, deseosos por recorrer la mayor cantidad de planetas y galaxias.
Pero el viaje es circular, cada vez más lejos del planeta madre, se vuelve a pasar cerca de su órbita o bien, se siente la gravedad que éste ejerce sobre sus aventureros hijos. Pero los viajeros no deben esperar que el planeta los vuelva a alojar. En el momento que uno parte, otro habitante nace o arriba en él.
Pero hoy ya saben las reglas, aprenden, crecen lejos de casa, se esfuerzan por dar con un planeta donde establecerse un tiempo, donde olvidar sus ansias por flotar, por vagar y transportar trozos de sus vidas a tierras lejanas. Ese deseo no deja a los pilotos tranquilos, los obliga siempre a aterrizar, no basta con ver de lejos, sino el viaje es en vano.
Hoy conversé con uno de esos pilotos, comentaba sus experiencias, insistía en ser aún joven, que su tierra madre mantenía todavía su atracción hacia el. Pero que sus viajes lo habían hecho conocer bellos mundos, muy distintos del que lo vio nacer, unos tan bellos, otros peligrosos. Había unos, donde no pasó el tiempo suficiente, ya que su misión por hallar una tierra habitable, lo había hecho partir prematuramente. Incluso había un planeta donde no se atrevió a descender, que se veía tan intimidante, creyó sus habitantes lo despedazarían en poco tiempo, quizás serían caníbales o que cosa. No descartó la opción de armarse y descender para comprobar sus hipótesis.
Ultimamente adquirió nuevos motores, de los que le permiten viajar a grandes velocidades, que buscaba exhaustivamente un planeta donde vivir. Y en eso está, hoy pasó bastante cerca de su planeta natal, vio sus nubes, se percató de los edificios en los que viven sus nuevos habitantes, tan bello, renovado, a crecido insiste.
Si alguien sabe de algún destino para este viajero, por favor comunicarse directamente con él, cualquier ofrecimiento de trabajo o vacaciones, hablen con la computadora de su nave, que es la encargada de seleccionar y ordenar las opciones. No se asegura la respuesta, al menos no inmediatamente.

*Planetas, estrellas o lunas no mencionadas, se debe solo a falta de tiempo y exceso de sueño.

3 comentarios:

  1. Quieres que te hagan la bitácora, pillo.
    ¡Hay que aventurarse solo!

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  2. Si las estrellas no brillan, no sabré encontrarlas... dice el piloto =D

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  3. hay algunos paisajes que no terminan de ser más que lindas postales
    pero no lo sé hasta que lo visito
    clandestino
    que más da

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