Soy un camote volando a la cabeza de un policía
la punta del iceberg
la sombra ausente del mediodía ecuatoriano.
Ni la victoria ni la derrota.
Un camino cimentado y jamás recorrido.
Una duda certera
la voz de una verdad que no se encierra
guerrera que lucha contra la indiferencia
y la monótona comodidad del silencio cómplice de la mentira.
Estoy desolado rodeado de ideas crueles
paneles blancos todos rallados con permanente.
Un río sin caudal
de fondo pedregoso y osamentas de dinosaurios.
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