domingo, 23 de marzo de 2014

Amor sobre el fuego.

Como el oxigeno, el amor es libre; se puede respirar y no se corre peligro. El único caso es que aparezca otro gas y se mezcle, pero de todos modos se puede respirar.

Pero si encerramos ese aire, lo condensamos todo en un espacio, como en un balón de gas, este puede explotar si se expone al calor o se puede escapar si se perfora.

Pero así y todo, los human@s en general, optamos por la segunda opción, el amor condensado, el de pareja única.

Pocos logran mantener el balón lleno, recargado.

Nosotros seguimos haciendo malabares para tapar los agujeros del balón y nos quemamos las manos corriéndolo de las llamas.

Pero ya está decidido, al menos mi función, tengo los guantes puestos y no le temo al calor.

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