Los pasos suenan siguiendo a su dueño, la tempestad
aguarda el cobijo del caminante si este mira al cielo atento y descubre qué
dice el silencio.
La risa de un niño, la mirada fiel de un perro, el
descenso ligero de un ave, la puerta que se abre, el despertar de un sueño.
Sin pellizco, sin agua, sin sobresalto, sin dudar baja
de la cama, responsable héroe o heroína de su propia historia.
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