Hasta donde tengo certeza no se elige dónde vivir o con
quién se nace, pero de algo estoy seguro, cada acción nos define, nos
representa, nos diferencia o nos iguala. He aquí lo importante, nuestra acción.
Ese don de actuar, de llevar a cabo un movimiento en un tiempo determinado, la
capacidad de pensar y realizar nuestros pensamientos (inmateriales) en algo
material.
Tal cosa se debe comprender, legar a los venideros y
fortalecer por medio de una acertada educación en cada ser humano. Y es que
entre acciones sobresale una, la que nos transforma, la que nos confiere de
sentido el existir, permitiendo que cada cual encuentre su razón de ser entre
tanto sinsentido del vivir en la actualidad.
Aquí está mi razón, escribir, servir al fluir de la
conciencia de un ser, extender sus raíces, enterrar sus dolores y miedos,
convirtiéndolos en paciencia, en disciplina, en sapiencia y acción.
Voy contigo para encontrarme allí, en el clímax, en la
extrema riqueza del devenir, del sentir y experimentar aprendiendo, aprehendiendo.
Voy así, decidido a trascender, a revolucionar mi mundo para penetrar en el
tuyo, y juntos crear el nuestro.
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