jueves, 2 de febrero de 2012

Paralenguaje.

Avanzaba mirando el suelo, soñaba con detener el tiempo o al menos extenderlo. Subió la vista y encontró mis ojos que analizaban sus pasos suspendidos, el tropiezo y la verguenza. Tramamos algo de inmediato. Fuimos a su casa, nos conocimos al tiempo en que lo hacían nuestras lenguas en su danza de erotismo sin límites. Tuvimos tres hijos, un dalmata llamado manchas y una casa de gran patio dónde jugamos cada domingo.
Nos deseamos sin decir palabra. Ella volvió su vista al suelo y continuó su camino en dirección opuesta a mis pasos.

2 comentarios:

¿Que dices tú ah?