sábado, 26 de noviembre de 2011

Me estoy añejando.

Un susurro errante
los deseos van al frente.

Capaz de convertir el mundo
como las olas los castillos de arena.

Soles y lunas, bemoles.

Flautas, platillos y suaves teclas de piano
testigos del viento y sus juegos ajenos.

Hace tiempo estoy abajo
arrojado, arrítmico, mudo, profano.

Notas de placer en las que empiezan y terminan historias.

Vueltas que da la vida
esta vida rueda
vida de abajo y arriba.

Conocer es placentero
el placer nos conoce
conocer el placer es conocerse.

Rendirse, dejarse ir, fundirse al movimiento sin fin.

Aparecer y desaparecer
volverse añejo, como el vino.

Estos caminos se van llenando de pisadas
de miradas y vanidades
elogios matan la humanidad
lo poco que queda de ella.

Tengo horas que pasar en vela hoy.

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